01.12.11 - 01:05 -
ESTER REQUENA
Veinte años del lazo rojoEl lazo rojo volverá hoy a lucir en millones de solapas en todo el mundo. Este símbolo, que representa el vínculo entre la sangre y la pasión, nació hace dos décadas, unos años después de que naciese oficialmente el Día Mundial de la Lucha contra el Sida el 1 de diciembre de 1988. La fecha se eligió pensando en la repercusión que tendría en los medios de comunicación: no obedece a ningún hecho concreto relacionado con la enfermedad.
El consuelo de una voluntaria Lara Stuart acaricia con sumo cuidado a esta pequeña sudafricana. A la niña de labios rosados le ha vencido el sueño. Ya no le quedan lágrimas en sus cansados ojos y su único consuelo son los mimos que recibe de esta voluntaria que la cuida en el centro de acogida Nkosi's Haven en Johannesburgo (Sudáfrica). Su madre le dijo adiós hace unos días a causa del sida. Una enfermedad que en África sigue haciendo estragos, ya que solo la mitad de los 22,9 millones de afectados recibe tratamiento. Una cifra a la que es imposible poner freno y que aumenta cada año con 400.000 nuevos infectados. Y la cosa se complica más cuando apenas levantas unos palmos del suelo. Quizás la pequeña de la foto se haya librado del virus VIH, pero lo más probable es que su madre se lo haya dejado como una pesada herencia. Lograr antirretrovirales en África se convierte en la cuadratura del círculo: solo uno de cada cuatro niños consigue acceder a la medicación. A lo mejor las manos de Lara obran también ese milagro.
El consuelo de una voluntaria Lara Stuart acaricia con sumo cuidado a esta pequeña sudafricana. A la niña de labios rosados le ha vencido el sueño. Ya no le quedan lágrimas en sus cansados ojos y su único consuelo son los mimos que recibe de esta voluntaria que la cuida en el centro de acogida Nkosi's Haven en Johannesburgo (Sudáfrica). Su madre le dijo adiós hace unos días a causa del sida. Una enfermedad que en África sigue haciendo estragos, ya que solo la mitad de los 22,9 millones de afectados recibe tratamiento. Una cifra a la que es imposible poner freno y que aumenta cada año con 400.000 nuevos infectados. Y la cosa se complica más cuando apenas levantas unos palmos del suelo. Quizás la pequeña de la foto se haya librado del virus VIH, pero lo más probable es que su madre se lo haya dejado como una pesada herencia. Lograr antirretrovirales en África se convierte en la cuadratura del círculo: solo uno de cada cuatro niños consigue acceder a la medicación. A lo mejor las manos de Lara obran también ese milagro.
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